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DE LAS COLUMNAS DE HÉRCULES AL PRIMER DÓLAR NORTEAMERICANO

“LA PRIMERA GLOBALIZACIÓN”

 

  • Existen dos teorías ampliamente aceptadas sobre la procedencia del emblema de la moneda de EE. UU. y ambas tienen a España como protagonista.
  • “El Real de a ocho” fue la divisa internacional del comercio Universal. Creada por los Reyes Católicos en su reforma monetaria, para España y varias regiones de América se acuñaron en tres metales, oro, plata y cobre.

El más conocido como Dólar de las Columnas, del inglés, Spanish Silver Pillar Dollar, copió la mejor moneda de la época, el Real de a Ocho español.

Las columnas de Hércules que figuran en la bandera española han estado presentes en relevantes momentos de la Historia. No solo en el pasado español, también en el inglés y americano. De hecho, dieron la vuelta al mundo sobre un noble material, la plata.

 
¿Por qué al otro lado del Atlántico se acuñaron monedas que bebían de los escudos y símbolos de la Monarquía española?

 

La simbología de las primeras piezas varía con el tiempo, A finales del siglo XV se acuñan en Centroeuropa unas monedas de plata a las que se comenzó a denominar Taler. En los Países Bajos fueron llamadas Daalder, de donde viene el nombre de dólar. En Castilla se acuñarían como Reales de a Ocho, durante el reinado de Carlos V.

Las columnas como divisa del emperador aparecen en las primeras monedas hechas en América, a partir de 1535. Por otra parte, figura el escudo de la Corona de Castilla, a quien pertenecían jurídicamente las tierras del Nuevo Mundo.

“Spanish Silver Pillar Dollar” ( Dolar pilar de plata Español )

Entre las distintas interpretaciones sobre el origen del símbolo “$”, la más ampliamente aceptada, y respaldada por la Oficina de Grabado e Impresión de los Estados Unidos, es que se trata de una evolución de la abreviatura española “Ps”, que abreviaba pesos, piastras, o piezas de a ocho (los reales de plata españoles). Unas monedas cuyo uso estaba ampliamente extendido por los mercados de Norteamérica cuando se adoptó el símbolo del dólar en 1785. Así, varios estudios de manuscritos de los siglos XVIII y XIX explican que las pasó gradualmente a escribirse sobre la P, desarrollando un equivalente próximo a “$”.

En Europa el tálero no tenía la difusión del Real de 8 a nivel mundial, pero en francés y en inglés (thaller y daller), sirvieron para que en Estados Unidos “el Real de a 8” recibiera el nombre de “Spanish daller“, que luego se reduciría simplemente a dólar.

El thaler se transformó en dollar al llegar a América a través de los buques de Gran Bretaña y Holanda, ello permitió que las piezas monetarias acuñadas en las cecas del Imperio Español circularan por sitios ajenos a la jurisdicción española.

En el Norte de América, las 13 colonias británicas utilizaron muy pronto los reales de a 8. En China, debido al comercio español con base en las Filipinas éste Real de a 8 se difundió en el Sureste asiático.

Debido a la fineza del Real de a 8, hizo que la pieza se tornara extra oficialmente en la moneda de cambio para el comercio internacional sostenido en Asia Oriental, más adelante, el comercio entre América y China impulsó más el uso del “Spanish dollar”.

La moneda española fue prácticamente moneda de curso legal en los Estados Unidos hasta 1857 que fue prohibido su uso. Como curiosidad cabe indicar, por ejemplo, que el precio de las acciones en el mercado de valores de los Estados Unidos denominado en octavos de dólar perduró hasta 24 de junio de 1.994 cuando el New York Stock Exchange convirtió dicha denominación a dieciseisavos de dólar, aunque poco después se pasó a la notación decimal. Es por tanto que, desde el punto de vista lingüístico, tálero y dólar proceden de la misma raíz.

No en vano, la otra posibilidad también tiene por protagonista a los reales de plata españoles. Según esta teoría, la Ceca o casa de la moneda de México –una de las primeras casas de moneda de toda América– estampaba en los lingotes y monedas, que viajaban en las Flotas de Indias con destino al Tesoro Real, un escudo compuesto por dos barras verticales representando a las Columnas de Hércules (como se conocía entonces al Estrecho de Gibraltar ) entrelazada originalmente por una banda con la leyenda “Non Plus Ultra” (luego solo “Plus Ultra”, suposición que en la antigüedad se tenía de ese lugar como el último punto del mundo conocido.

Originalmente, los reales de plata españoles estaban hechos con 27 gramos de plata y fueron ampliamente usados en el continente, no solo en tierras de la Corona española, sino también por los Estados Unidos, donde estuvo presente hasta 1857 cuando se prohibió su uso. Pese a que el dólar estadounidense permanecía en circulación desde 1792, la carestía de moneda que provocó la Guerra de Independencia frente al Imperio Británico impulsó el uso de los reales españoles.

Imagen de 1788 del Cerro Potosí, en la actual Bolivia, una de las principales minas de donde el Imperio Español extrajo plata para acuñar su popular Real de a ocho.

Con esa gran cantidad de plata, el Real de los reyes católicos se va a multiplicar: un real de a dos, un real de a tres, de a cuatro… porque la mejor manera de trasladar la plata es amonedada.

Después de ese pequeño caos de piezas, se va a conformar el real de a ocho, que es la multiplicación por 8 del real de los Reyes Católicos.

 

Junto a la Onza, la moneda de oro, el real de ocho conformó el sistema bimetalista impulsado por la monarquía española.

En Europa entra ese río de oro y de plata. Como todo el mundo coincide que es una plata muy buena, empieza a convertirse en la moneda de referencia de todos los demás países.

El nacimiento de una divisa global

Los orígenes de esta moneda se remontan a la reforma monetaria que instruyeron los Reyes Católicos de España en 1497, posterior a la llamada Reconquista y a la llegada a América.

Esa reforma se conoce en los libros de historia como la “Pragmática de Medina del Campo” y estableció al Real, una moneda de plata, como unidad de pago.

Pero no es hasta mediados del siglo XVI que el real de a ocho comienza a popularizarse impulsado principalmente por los reinados de Carlos I y V de Alemania, y Felipe II. Los dos monarcas representaron la etapa de mayor protagonismo y expansión del imperio español.

Con la plata que se extraía de América, en particular de las minas de México y del Cerro Potosí, en la actual Bolivia, la emisión de monedas de plata se disparó.

Fue una moneda tan codiciada que su hegemonía en el comercio mundial se extendió durante más de 300 años, que podemos decir que El Real de a Ocho, fue la primera unidad monetaria de la historia moderna en globalizarse.

Precedió a la libra esterlina de oro británica. También al dólar de Estados Unidos. De hecho, los estadounidenses se basaron en su modelo para desarrollar su propio dólar.

Se llamó “Real de a ocho”. Era fabricada en gran parte con plata americana y fue la primera moneda en internacionalizarse en la historia moderna. La acuñó el Imperio Español a mediados del siglo XVI, impulsada por las abundantes riquezas que le trajo la colonización de América.

Incluso, cuando el imperio ya estaba en decadencia, siguió siendo unas de las divisas más competitivas en el mundo extendiendo su predominio hasta finales del siglo XIX.

El Real de a Ocho fue la primera moneda en circular en los 5 continentes.

Fue la moneda de los rebeldes norteamericanos que lucharon contra Inglaterra. De hecho, emitieron papel para financiar su revolución, dándole como garantía el pago futuro en buena plata española (Spanish milled dollars).

Cuando los americanos triunfaron y asentaron su estado, crearon su propia moneda, el dólar (1792). Así, llegamos a la moneda de plata que copió el Real de a Ocho español. Por entonces, se acuñaba en México, aunque la gente siguió prefiriendo la buena plata española durante mucho tiempo.

El valor del Real de a Ocho

Denominada como ‘Pieza de a Ocho‘ por los ingleses, la moneda era de plata casi pura. Con un peso de unos 28 gramos, equivalía a ocho reales de plata, que en su última etapa se cambiaba por 20 reales de vellón. Pronto fue una muestra de gran valor económico y social y con un relativo poder adquisitivo.

El Real de a Ocho, la primera unidad monetaria de la historia moderna en globalizarse

Moneda de “mundo y mares”

En el siglo XVIII el real de a ocho se consolida como una moneda global con la llegada de la dinastía de los borbones tras la Guerra de Sucesión, un conflicto internacional que enfrentó a las potencias europeas por el control del trono español.

España se enfocó luego en sus posesiones de América y tras tomar control de la Real Casa de la Moneda de México, que había concesionado hasta entonces, ordenó modernizar sus máquinas de acuñación.

El real de a ocho se produjo a partir de entonces con un nuevo diseño que era exclusivo de sus colonias americanas. La llamaron moneda de “mundo y mares”.También se conoció como la “columnaria”, pues tenían impresa las columnas de Hércules y entre ellas los dos hemisferios del planeta para representar la expansión del imperio. Algunos expertos en numismática -la disciplina que estudia las monedas y medallas- la consideran como una de las de mayor esplendor y belleza jamás acuñadas.

Esta nueva versión tuvo particular éxito en la cuenca del Pacífico, donde el comercio funcionaba para entonces bajo un sistema monometalista basado en la plata.

En el siglo XV y XVI era importante el comercio del Atlántico, pero a partir de determinado momento, el comercio del Pacífico empieza a ser tan o más importante. Ahí está América, en el centro, con sus minas, con sus monedas, que pueden ir tanto al Atlántico como hacia el Pacífico.

A través del famoso Galeón de Manila, que conectó al puerto de Acapulco con Filipinas durante más de 250 años hasta 1815, el real de a ocho se introdujo en Asia donde fue aceptada como una moneda propia en China, Japón, Corea e India, entre otros.

Algunos países simplemente la punzaban o marcaban con sellos locales para permitir la recirculación.

Pie de foto, La ruta entre Manila, en Filipinas, y Acapulco, en México, introdujo durante más de 250 años las monedas de plata españolas que se convirtieron luego en la reserva de las arcas de países como China e India.

El Galeón Manila y la primera globalización.
¿PERO QUE ERA EL GALEON DE MANILA?

El Galeón de Manila, también llamado Nao de China o Galeón de Acapulco, era el nombre con el que se conoce a una serie de naves que cruzaban el océano Pacífico una o dos veces por año entre Manila (Filipinas) y los puertos de Nueva España en América, principalmente Acapulco, Bahía de Banderas (Nayarit), San Blas (Nayarit) y el Cabo San Lucas (Baja California Sur). El nombre del galeón variaba según la ciudad de destino.

Se trata de una ruta y un medio fundamentales para el desarrollo cultural y comercial de la Primera globalización. El servicio fue inaugurado en 1565 por el marinero y fraile español Andrés de Urdaneta, tras descubrir el tornaviaje o ruta de regreso a Nueva España a través del océano Pacífico, gracias a la corriente de Kuroshio de dirección este. El sentido contrario de navegación, de América a Filipinas, ya era conocido desde los tiempos de Magallanes y Elcano en 1521. El trayecto entre Acapulco hasta las Filipinas, incluida la escala en Guam (Agaña), solía durar unos tres meses. El tornaviaje entre Manila y Acapulco podía durar entre cuatro y cinco meses debido al rodeo que hacían los galeones hacia el norte, con el fin de seguir la citada corriente de Kuroshio.

Primera globalización es por una parte el término que denomina el proceso español o hispánico que inicia el descubrimiento de América (1492), la circunnavegación del globo y las consecuencias culturales, comerciales, jurídicas y políticas del Imperio Español.

Por otra parte, primera globalización es también el término utilizado por los historiadores económicos para describir el período de globalización del comercio y las finanzas que tuvo lugar entre 1870 y 1914.

Monumento conmemorativo al Galeón de Manila-Acapulco en la plaza de México de Manila (Filipinas).

La línea Manila-Acapulco-Manila fue una de las rutas comerciales más largas de la historia y funcionó regularmente durante dos siglos y medio generando un importante intercambio monetario, comercial y cultural entre Asia y América de enorme relevancia. Sin embargo, el derrotero exacto de estas rutas entre México y Filipinas se mantuvo en secreto para proteger a los barcos españoles de la competencia de otras potencias europeas y de los piratas ingleses y neerlandeses. El último barco zarpó de Acapulco en 1815 cuando la guerra de Independencia de México interrumpió la ruta, que se intentó recuperar sin éxito durante el Primer Imperio mexicano.

Especias que transportaba el Galeón Manila

La otra gran ruta comercial española fue la de las Flotas de Indias que surcaban el océano Atlántico entre Veracruz, Cartagena de Indias, Portobelo, La Habana y Sevilla o Cádiz. Parte de las mercancías orientales del Galeón de Manila desembarcadas en Acapulco eran a su vez transportadas por tierra hasta Veracruz, donde se embarcaban en las Flotas de Indias rumbo a la península ibérica y otra menor parte era transportada al Callao (Perú). Por ello, los barcos que zarpaban de Veracruz iban cargados de mercancías de Oriente procedentes de los centros comerciales de las Filipinas, más los metales preciosos, pigmentos y demás recursos naturales de México, Centroamérica y el Caribe.

Casi cincuenta años después de la muerte de Cristóbal Colón, los galeones de Manila finalmente cumplieron su sueño de navegar rumbo al oeste para llegar a Asia a fin de beneficiarse del rico comercio con el océano Índico.

“Pillar Dollar”, popular en las colonias británicas

La moneda de plata española también fue aceptada en los dominios del creciente imperio británico durante los siglos XVIII y XIX. Spanish Silver Pillar Dollar, se popularizó con el nombre de “Pillar dollar” (dólar de los pilares), precisamente en referencia a las columnas de Hércules de su diseño del siglo XVIII.

Pero no fue el único nombre. En Australia, por ejemplo, para comienzos de 1800, se le llamó “holey dollar” o “dólar agujerado”.

Tras una escasez de divisas británicas, las autoridades coloniales australianas de entonces ordenaron importar unos 40.000 reales españoles que luego agujerearon y así duplicaron el número de monedas disponibles.

También se le conoció como “Spanish dollar” (dólar español), que fue igualmente popular en las trece colonias británicas de América del Norte, donde era más fácil de conseguir que las propias monedas británicas.

Ocho reales de Carlos IV con resello chino de 1789
Patrón del dólar estadounidense y de otras monedas

Incluso durante el ocaso del imperio español, el real de ocho siguió siendo una moneda codiciada en el mundo.

En los años previos y posteriores a la independencia del Reino Unido para la década de 1770, Estados Unidos comenzó a diseñar su propia moneda que basó en el modelo de la divisa imperial española.

Los revolucionarios estadounidenses llegaron a financiar su movimiento emitiendo papel moneda que era garantizado con reales de a ocho españoles.

El dólar estadounidense nació como moneda en 1785, pero el “Spanish Dollar” mantuvo vigencia hasta 1857 cuando el “Coinage Act” (Ley de Acuñación) lo sacó finalmente de circulación.

A esto se añade una teoría bastante aceptada sobre el origen del símbolo del dólar ($).

Se cree que proviene de la unión de las dos columnas de Hércules y de la transformación de las letras P y S, que puede hacer referencia tanto a la palabra “peso” como a la expresión de “Plus Ultra”, el moto que acompaña al escudo de la monarquía española.

Billete de 4 dólares de 1776. Los revolucionarios estadounidenses financiaron su movimiento emitiendo papel moneda que llamaron “Moneda Continental”. En el papel se lee: “Este billete da derecho a su portador a recibir cuatro dólares españoles acuñados, o su valor en oro o plata…”
Ocaso y legado del Real de a Ocho

Las guerras napoleónicas y la independencia de las provincias españolas en América marcarán el comienzo del fin de la moneda española.

Al perder el control de las minas de plata americanas y sus casas de moneda, España se queda sin poder seguir produciendo su principal producto de exportación.

Y pese al colapso del imperio, el real de a ocho resultó seguir siendo una moneda competitiva hasta finales del siglo XIX.SPAÑA

En su libro sobre la historia de la moneda, la historiadora María Ruíz Trapero afirma que se atesoraba en China, India y Medio Oriente al ser su principal moneda de reserva. Y no solo sirvió de modelo para el dólar estadounidense. El dólar canadiense, el tael chino, el won de Corea y, por supuesto, las monedas de las repúblicas americanas que nacieron de la independencia de España se basaron en su modelo para establecerse.

La ruta entre Manila, en Filipinas, y Acapulco, en México, introdujo durante más de 250 años las monedas de plata españolas que se convirtieron luego en la reserva de las arcas de países como China e India.

Haya sido a bordo de galeones españoles, o en botines de barcos piratas, el real de ocho atravesó “mundo y mares” a lo largo de tres siglos para convertirse en la moneda precursora de la economía global que conocemos en el presente.

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