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MENÚ DEL MES – Diciembre 2016

Las Fallas ya son Patrimonio de la Humanidad de la Unesco

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El gran sueño se ha cumplido. El Comité Intergubernamental de la Unesco, reunido en Addis Abeba, ha aprobado este miércoles la entrada de la fiesta de las Fallas en la Lista Representativa de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

El comité ha valorado las Fallas como una expresión de “creatividad colectiva” que “salvaguarda las artes y oficios tradicionales”. Las Fallas, esculturas satíricas creadas por artistas locales, “propician la comunicación y el diálogo entre los ciudadanos”.

Formado por representantes de 24 países firmantes de la Convención de la Unesco para la salvaguarda del patrimonio cultural inmaterial, decidió incluirlas en la lista de bienes protegidos para responder a la “necesidad social” de preservar las artes y oficios tradicionales que de otro modo desaparecerían.

La Unesco no solo reconoció el valor de los monumentos valencianos, sino también todos los actos que envuelven esta festividad que se celebra del 14 al 19 de marzo: desfiles de bandas de música, ofrendas florales y eventos culinarios.

el-mundo-es-una-cocina-la-obra-mas-descomunal-del-ano-ocupa-a-26-actoresEl mundo es una cocina: la obra más descomunal del año ocupa a 26 actores

Si Shakespeare decía que el mundo era un escenario, para Arnold Wesker es una cocina. Un lugar que se rige por las mismas normas, los mismos impulsos y las misma fricciones que cualquier otro trabajo. “Es una cocina, pero podría ser una fábrica o una oficina”, escribió el dramaturgo inglés.

La del Marango’s es una olla a presión, un lugar hostil y una trinchera frenética donde el miedo y el amor se abren paso a codazos entre comandas, rodaballos, exabruptos, canciones de la Dietrich, danzas griegas y puñetazos. El mundo, al fin y al cabo, habita en la tripa de esta descomunal cocina que sirve 1.500 comidas al día.

Igual de descomunal es ‘La Cocina‘ que estrena Sergio Peris-Mencheta este viernes en el Teatro Valle-Inclán (del 18 de noviembre al 30 de diciembre). Y decimos descomunal porque levantar hoy una producción de esta envergadura sobre cualquier escenario de España es -salvo esta excepción- una utopía.

La magnitud de este montaje no se queda únicamente en conseguir subir a 26 actores a un escenario con el teatro sufriendo una pérdida progresiva de funciones y espectadores, según los datos del último Anuario de la SGAE de 2015.  ‘La Cocina’, además de una obra trepidante y coral, es un espectáculo total para los sentidos. En primer lugar, la obra cuenta con una impresionante escenografía de Curt Allen Wilmer, que ha convertido esta cocina en un escenario de 360 grados. “Cada espectador podrá elegir su propia aventura”, matiza Peris-Mencheta sobre este entramado metálico de cacharros y puestos de verdura, carne o pescado donde se cocina para más un millar de comensales a un ritmo endiablado. Por eso, ‘la bestia’ es el epicentro del espectáculo. Una cocina que atrapa, engulle y deshumaniza a sus trabajadores.

En la obra no habrá comida real, pero sí olores. Los calabacines con mantequilla, la minestrone, el roast-beef, el pollo con sauté, el salmón thermidor, el souflé de vainilla o la macedonia nevada olerán tanto que Peris-Mencheta asegura que el público va a pasar hambre. “Va a oler a la comida que se sirve. El público va a salir con un hambre atroz“, dice entre risas.

De hecho, para coordinar y hacer real toda la coreografía de movimientos que supone hacer los platos han contando con la colaboración de Pepe Rodríguez, el televisivo chef del restuarante El Bohío, pero también con la de Facyre (Federación de Cocineros y Reposteros de España) así como con masterclass de cocineros como el jefe de repostería del Hotel Urban, el chef de Yakitoro o el personal del restaurante Joselito. A los que hay que sumar a Chevy Muraday en la parte de movimiento escénica y al clown Nésto Muzo. Pero los actores también se han implicado sobremanera en la preparación de sus personajes. El director les ha hecho colarse en todas las cocinas de los restaurantes a los que han ido e incluso Diana Palazón ha trabajado como camarera y Javivi estuvo acudiendo a una tahona a aprender el oficio.

A esas bonitas causalidades que han unido a este elenco, se suma que, aunque el proyecto empezó a gestarse hace dos años, fue el pasado 11 de abril cuando se reunió por primera vez la compañía para empezar a trabajar en las tripas de este coloso dramático. Ese mismo día moría Wesker.

By Prado Campos – El Confidencial

daliLa gastronomía de Dalí despierta los sentidos en Lima

Entre las diversas pasiones del artista español Salvador Dalí estuvo en la cocina, una faceta que también llevó a su producción artística y que ahora puede ser apreciada en Lima con la exposición de “Las cenas de Gala” y “Los extravagantes sueños de Pantagruel”.

Se trata de las dos colecciones de litografías y fotomontajes con las que el artista catalán exploró el universos de los alimentos, a los que no solo presentó como tales, sino que los intervino y reinterpretó.

Estas colecciones se muestran en la galería de arte Pancho Fierro, en el centro histórico de Lima, la ciudad latinoamericana donde la gastronomía es celebrada como culto y donde las escuelas de cocina se cuentan por decenas.

La muestra reúne un total de 37 obras y ofrece “una interpretación de la gastronomía y los productos a través del imaginario daliniano”, explicó a Efe su curadora Paola Vañó.

Ambas colecciones exploran la cocina, desde el arte surrealista de Dalí y “son metáforas del amor a la preparación y a los alimentos”, agregó Vañó, quien es responsable de gestión y curaduría de la Fundación Universitaria Iberoamericana (Funiber).

Elaboradas en los años 70, las colecciones contienen “collages” o fotomontajes, que se hicieron con base en el más de centenar de recetas que elaboraron los cocineros del restaurante francés Maxím’s.

Vañó recordó que “en algún momento de su vida” Dalí quiso ser cocinero y que “fue el primero que creó o acuñó el término ‘gastro-estético'”.

“Las cenas de Gala” está conformada por 12 grabados preparados por el artista, en los que “interviene” los alimentos con otras piezas dalinianas, como aves y autorretratos, con el fin de darle mayor ánima a los objetos.

La curadora explicó que “hay ciertos alimentos que a Dalí le provocaban sugestiones, vegetales como la alcachofa”.

“Él tenía recurrencias con estos elementos y conformaba una suerte de festín visual y nos invitaba a introducirnos en el mundo de los sentidos”, señaló la encargada de la muestra.

La irrupción era parte del sello del artista, y así lo expresa en “Los extravagantes sueños de Pantagruel”, una colección de 25 reinterpretaciones de los grabados de Francois Desprez, rescatados del siglo XVI.

En esta colección, el artista hace “una referencia a personajes que están presentados de forma híbrida, un poco humanos, un poco animalescos, y presentados como una fauna de personajes que interactúan también con ciertos alimentos y con los placeres de la gastronomía”, detallo Vañó.

De esa manera, los visitantes pueden apreciar ilustraciones que exploran espacios poco recorridos en la época, como chuletas de terneras, carne de aves y langostinos, donde aparece el mismo Dalí cercano a ese banquete imaginario.

“Cada uno de estos grabados es una explosión de sabores, sensaciones, un agradecimiento para todos los sentidos; llegamos hasta a escuchar cosas, porque Dalí fue un hombre que exploró todas las capas y todas las posibilidades de los sentidos”, explicó.

La curadora destacó que la muestra, que estará abierta hasta el 8 de enero, se presente en Lima, una ciudad que toma especial importancia a su gastronomía, y donde el arte aún no termina de explorar todas las posibilidades de los insumos culinarios.

Consideró, en ese sentido, que la gastronomía es “algo que toca una fibra muy profunda” de la “sensibilidad personal y también social” de los peruanos.

Vañó dijo que “la gastronomía es también un placer, no solo visual” y agregó que, como en las obras de Dalí, “convoca todos nuestros sentidos”.

“Es algo total”, concluyó sobre la muestra que ha llegado a Perú gracias a la Fundación Funiber y la Municipalidad Metropolitana de Lima.

By Mercedes Palomino – Agencia EFE

Así se crían en Texas los cerdos pata negra que soñó Cristóbal Colóncerdo-pata-negra

En una feria informática en 2015 en Barcelona, a Mark Zuckerberg le preguntaron por qué pasaba con frecuencia por allí. “Probablemente por el jamón”, dijo. Antes de que el genio de Facebook declarase su amor por el puerco español, dos españoles ya habían puesto a rodar un proyecto pionero para surtir de ibérico el paladar americano sin necesidad de salir de su país.

En 2013, un empresario barcelonés, Sergio Marsal, y un sevillano experto en jamón, Manuel Murga, ambos de 50 años, se pusieron a reunir entre empresarios españoles tres millones de dólares para arrancar el negocio. “Un año más tarde”, dice Marsal en un restaurante de Miami, “despegaban desde Ámsterdam, dentro de un Jumbo 747, 145 magníficas hembras de cerdo ibérico y cinco afortunados machos con dirección a los Estados Unidos de América”.

En el Archivo General de Indias en Sevilla, explica Marsal, hay un documento que afirma que Colón se llevó en su segundo viaje a las Américas en 1493 “ocho cerdos ibéricos” que posaron primero sus pezuñas en La Española (hoy Haití y Santo Domingo) y luego en Cuba. “Él es nuestro inspirador”.

Su empresa Acornseekers (buscadores de bellota en inglés) tiene una granja en Texas y dos acuerdos de cría con granjeros americanos, otro en Texas y uno en Florida. Los pasajeros del Jumbo 747 se han reproducido y entre todos sus criaderos suman ahora unos 3.000 gorrinos ibéricos, la mayoría gringos.

Han elegido las granjas en la línea que sigue la carretera Interestatal I-10, que recorre el sur de Estados Unidos de este a oeste desde Jacksonville (Florida) hasta Los Ángeles. Es la geografía de los encinares, el árbol que da la bellota, alimento imprescindible del cerdo ibérico. “Manolo, que es el técnico, cree que los encinos ya estaban aquí antes de que llegaran los españoles, pero a mí me parece más bonita la hipótesis de que los trajimos nosotros”, bromea Marsal.

La calidad de la bellota, dice, es adecuada. “Su porcentaje de ácido oleico es perfecto. La diferencia con el Querqus Ilex [encina española] es inapreciable”.

La importación de jamón de bellota a Estados Unidos tiene una historia complicada. Embutidos Fermín fue en 2007 la primera empresa que logró enviar ibérico curado. Murga y Marsal han sido los primeros en traer los cerdos vivos. Lo más complicado fue vencer las resistencias de la burocracia española. “A nuestros funcionarios les da miedo estampar su firma para algo nuevo”, dice Marsal.

También lamenta que “un sector del ibérico en España haya hecho presión para que no salgan más cerdos hacia Estados Unidos. Parece que algunos creen que estamos robando un tesoro español, cuando nuestra filosofía es la contraria: exportar lo mejor de nuestra gastronomía más allá de nuestras fronteras, como hicieron los franceses con el vino en Napa Valley [California] o como se está haciendo en granjas americanas con el buey de Kobe japonés”. Marsal recuerda un viaje en 1979 a Miami en el que sus padres se desesperaban por encontrar un restaurante con carta de vinos. “Menos de cuarenta años después Estados Unidos es el primer consumidor de vino en el mundo y el primer consumidor de vino español en el extranjero”, expone.

Acornseekers está captando los dos millones que requiere construir un secadero y una vez logre montarlo prevé vender en 2018 los primeros pata negra americanos a 1.000 dólares por pieza, el triple de lo que cuestan en España.

Pero ya han detectado que el negocio del jamón curado es una apuesta a medio plazo, porque educar el gusto americano llevará un tiempo. Mientras tanto han empezado a sacrificar cerdos para vender el ibérico como carne fresca, algo que el americano entiende sin problema y en lo que sabe valorar la distinción.

“Ojalá algún día se olviden de ese pavo que se comen en Acción de Gracias”, imagina Marsal, “y sepan lo que es meter una paletilla de ibérico al horno. Y de su propio ibérico, Made in America, como les gusta”.

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