Se cumplen 25 años desde que el actor y director Manuel Manzaneque puso en marcha su proyecto de elaborar vinos de calidad en Albacete. El pasado 21 de junio tuvo lugar una especial celebración en la finca de la bodega, con la presencia de 68 invitados, entre autoridades, distribuidores, periodistas, exportadores, amigos, familiares y trabajadores.
Una oportunidad estupenda para conocer la bodega y volver en parte a la tierra de mis ancestros. Recuerdos que me vienen a la mente y siento que quiero saber más de estas tierras de la Mancha. Mi abuela por parte de madre era de Socuellamos y mi Tío Pepe Linares, marido de una hermana de mi abuela eran del Bonillo dónde además fue Alcalde. Recuerdos de infancia y adolescencia y primera juventud que me llenan de nostalgia.
Según dejamos atrás las interminables llanuras de los campos de Castilla, hasta los 1.000 metros de altitud, vamos dejando atrás las monótonas llanuras y llegamos al Bonillo, provincia de Albacete, cuyo peculiar paisaje lo forman ancestrales sabinas, con matas de tomillo y romero, y curiosamente viñedos, plantados hace 30 años por Manuel Manzaneque.
Por su innovación y el resultado de sus vinos en la bodega Manuel Manzaneque, obtuvo en 2002 el reconocimiento como Denominación de Origen Pago Finca Élez, máxima categoría de protección en las leyes españolas.
Pocas son la bodegas que pueden presumir de tener una Denominación de Origen propia, un terreno con condiciones edáficas particulares y un microclima único, eso es un Gran Pago. En el caso de Bodegas Manzaneque, Finca Élez, en la localidad albaceteña de El Bonillo.
La hija de Manuel Manzaneque, Sofía, hizo de maestra de ceremonias dando la bienvenida a todos los invitados en nombre de la bodega. Entre los asistentes estaban la vicepresidenta primera de las Cortes de Castilla-La Mancha, María Díaz, así como el concejal de Hacienda, Desarrollo, Turismo y Asuntos Taurinos de El Bonillo, Damián García y la alcaldesa de Ossa de Montiel, Purificación Sánchez.
Sofía Manzaneque calificó de “quijotesco” el proyecto de su padre, que fallecía en 2016. Porque soñaba con elaborar vinos de calidad en un paraje privilegiado, a 1.080 metros de altura, entre las lagunas de Ruidera y la Sierra de Alcaraz. Y no erró en el intento, pues el microclima y el particular suelo de la finca les permitió obtener en el año 2000 una denominación de origen exclusiva, la DO Finca Élez.
“Muchas cosas han pasado desde entonces: grandes vinos, premios, mucho trabajo y alguna despedida importante”, continuó Sofía, agradeciendo a todos los que han estado junto a ellos en la consecución de su proyecto.
El Bonillo es uno de los mayores sabinares de Europa, y su peculiar perfume, impregnan el aire. La vendimia se realiza en el momento óptimo de madurez, entre finales de agosto a principios de noviembre, y la uva blanca se vendimia de noche, cuando las temperaturas son más frescas. Al no existir tradición vinícola en la finca, Manzaneque se dejó llevar por sus variedades favoritas para cultivarlas en su finca: la gloriosa blanca chardonnay, que había probado en vinos de la Borgoña; y las tinta autóctona tempranillo, junto a las francesas: syrah (Ródano), cabernet sauvignon y merlot (Burdeos). Fue un viñedo pionero en la zona por su elevada altitud, y eso sí, todos los sarmientos se trajeron de viveros de Francia para asegurar su autenticidad.
En el turno de discursos también participó el periodista y crítico enólogo de El País, Carlos Delgado, amigo de Manuel, con quien compartía su amor por el vino y por el teatro y para quien tuvo emotivas palabras. Delgado leyó un original texto elaborado por el actor Pepe Viyuela, otro amigo de la familia, que no pudo estar presente en el evento. Nos confiesa, que Manuel Manzaneque afirmaba que: “el vino es como un actor, debe contar su tierra, su clima, su cepa; pero si es un buen actor, debe mantener un cierto diálogo con el público”; esta era su filosofía.
La vicepresidenta de las Cortes de Castilla-La Mancha, María Díaz, destacó sobre todo el importante papel de Sofía Manzaneque en la continuidad del proyecto que con tanta ilusión empezó su padre. “Me parece especialmente interesante que haya sido una mujer la que haya recogido el legado. El vino parece muchas veces una cosa de hombres y Sofía debe estar muy orgullosa, porque para nosotras muchas veces es muy difícil estar al frente de este tipo de proyectos”, manifestó Díaz.
La vicepresidenta también hizo referencia al apoyo que las administraciones deberían dar a este tipo de proyectos: “a veces nos vamos a sitios grandes que tienen más repercusión y nos olvidamos de estas pequeñas empresas que sacan adelante proyectos muy grandes”, señaló, para finalizar asegurando que el vino tiene un valor cultural, artístico, económico, histórico y social sin parangón en comparación con cualquier otro alimento o bebida. En representación del Bonillo, acudió Damián García, concejal de hacienda, desarrollo, turismo y asuntos taurinos, conocedor del proyecto de la bodega.
Durante la celebración del 25 aniversario se hizo público el resultado del concurso de fotografías que Bodegas Manzaneque había organizado con la intención de invitar a los amantes de la fotografía a mostrar su creatividad y vincularse con la bodega a través de este arte.
Se presentaron 37 obras y el ganador fue Eugenio Fernández Arcos con una imagen que representa un paisaje típico de El Bonillo: unas sabinas al atardecer en una luz especial que es una auténtica puesta en escena. Esta imagen figurará en la etiqueta del nuevo vino Manzaneque Syrah que se presentó durante el evento como novedad.
Por la mañana tuvimos la ocasión de visitar la bodega y participar en una cata de los vinos más emblemáticos de Manuel Manzaneque.
Entramos en la bodega y vemos los altivos depósitos de acero inoxidable, donde maceran los mostos de las uvas tintas con las pieles para fijar su color, aroma y sabor, mediante control de temperatura. En ellos maceran las uvas estrujadas entre 5 a 6 días, con remontados diarios, a una temperatura media de entre 25 a 26º C. y luego realiza de forma natural la fermentación maloláctica en depósitos, aunque en algunos vinos esta fermentación ocurre lentamente en las barricas, durante dos a tres meses.
En los blancos, para preservar los aromas primarios de la piel, trabajan con un original depósito de prensado mediante membrana de presión denominado pera, de forma ovalada, que se llena de uva blanca, y se enfría a 0º C; con la presión de unas membranas internas rompen la piel de la uva, que macera durante 4 horas; con este sistema se fomenta un gran contacto de la piel con el mosto, para más tarde fermentar a unos 16º C; parte del vino blanco va a la barrica de roble, realizando un “bâtonnage” una vez al día. La crianza demora entre 6 a 9 meses con sus lías, al igual que ocurre con el blanco joven.
El mantel de cata se componía de la siguiente selección:
- Chardonnay Joven 2017; “ecológico y de altura”, 5 meses sobre sus lías finas.
- Manuel Manzaneque Finca Élez 2014; “Cabernet seria y equilibrada”. 80% cabernet y 20% tempranillo; 18 meses en barricas de roble francés.
- Applause 2007; “homenaje a los 25 años”. Cabernet 70%, tempranillo 15% y merlot 15%. 18 meses en roble francés (80%), Europa del Este (15%) y americano fino (5%).
- Syrah 2009; “la novedad”. Syrah 100% y 30 meses en roble francés.
- Escena 2009; “tempranillo de suelo calizo”. Tempranillo 90% y cabernet 10%. Roble francés (30 meses) de Allier, Troncais y Nevers.
- Chardonnay Fermentado en Barrica 2013; “nuestro blanco más emblemático”. 8/9 meses en barrica de roble francés sobre lías con “bâtonnage”.
Terminada la visita, cata y actos oficiales, toca disfrutar de una comida en el patio de la casa principal de la finca. Lomo de Orza, Migas ruleras, pisto, queso manchego…… todo ello amenizado por lo vinos de la bodega. Un típico y rico menú castellano para unos vinos excelentes.
Pero ¿Que tenía que ver Manuel Manzaneque con el mundo del teatro? Conozcamos un poco más al hombre.
Lo que si es curioso y muchos nos preguntamos, es por qué decidió Manuel Manzaneque dejar las artes escénica y comenzar el proyecto de una bodega, de un pago. Sofia, su hija, cuenta que “realmente no decidió dejar las artes escénicas, hicimos varias representaciones de teatro en la bodega, hizo también una película…Lo que le llevó a comenzar su proyecto en la bodega fueron sus raíces, mi padre Manuel Manzaneque, trabajador y emprendedor incansable, fue quizás una de las pocas personas en España que dentro del mundo del teatro consiguió ahorrar y el quiso con sus ahorros volver a la tierra de donde salió. Hijo de un mayoral de mulas, ya con 10 años ayudaba a sus padres en sus labores en los campos ajenos. Siempre vivió el mundo del vino, hasta los constipados de niño se curaban con vino caliente y azúcar. Su curiosidad innata le llevaba a visitar bodegas en sus giras de teatro por el mundo. Y quiso volver con sus ahorros a su tierra y demostrar que se podían hacer grandes vinos allí, él es de Campo de Criptana, Ciudad Real, zona no especialmente indicada, por lo que buscando llego al Bonillo a 1.080 m de altura ideal para el cultivo de variedades nobles, aunque en ese momento no había nadie que las cultivara a esa altura y todos pensamos que era un poco “Quijote”.
Con este hito Bodegas Manuel Manzaneque ha rendido un homenaje a su creador con la intención de continuar este apasionante camino en la elaboración de unos vinos especiales en un paraje más que peculiar.
Gracias a Bodegas Manuel Manzaneque por un día tan especial para mi y hacerme volver por unas horas a mis ancestros, a Sofía Manzaneque por su atención y abrirnos las puertas de su casa, a su Director Comercial, al grupo de distribuidores con los que compartí mesa y cuentos de mi familia. A Efecto Directo (Alicia y Cistina) y por su buena organización, y finalmente a Manuel Manzaneque por su legado, su obra y su arte. ¡Un gran día!